El drama de una abuela en el Hospital San Luis: “Una chispa cayó a la cama y se prendió fuego el oxígeno”
El nieto de la mujer denunció que el accidente se originó cuando realizaban reparaciones en la calefacción de una sala de internación. Sixta Díaz tiene 78 años y las consecuencias fueron graves: está en terapia intensiva.
Sixta Sulema Díaz estaba internada en la cama 150, en el Hospital San Luis, con oxígeno. Unos días antes había llegado con síntomas de coronavirus. La familia esperaba que comenzara "a mejorar la saturación" para que le dieran el alta y pudiera continuar el tratamiento y recuperación en su casa. Pero un accidente terminó complicando su salud.
Agustín Nievas, el nieto, estaba cuidándola cuando ocurrió todo. “Entraron trabajadores de la empresa San Luis Sapem para cortar un caño de la calefacción. Nos dijeron que no iba a haber riesgos, pero en un momento saltó una chispa a la cama y prendió fuego el oxígeno”, contó en diálogo con El Chorrillero.
El fuego provocó heridas en el rostro, pecho, brazos de la mujer, y también alcanzó sus cabellos. Su nieto logró asistirla en el momento, y después hizo la denuncia en la Policía, este lunes 10 de mayo.
“Producto de esto, de las quemaduras, ahora está en terapia, en coma inducido por los fármacos, con fallas hepáticas y renales. Su situación empeoró, está con respirador. No sabemos si tiene coronavirus ahora”, añadió Nievas. Y acusó que las autoridades del Hospital “nunca se acercaron ni se hicieron cargo de la situación”.
“El director nunca me llamó y todo se ha mantenido en oculto. Esto lo sabe el Hospital, la empresa y nosotros. Y como entendemos que no va a pasar nada, decidimos salir a contarlo”, aseguró, y pero aclaró que con la constructora sí hubo una comunicación: “Me pidieron que si podíamos hacer un arreglo que no fuera ir a la Policía, y yo le dije que iría a la Comisaría”.
La abuela estaba en una sala, junto a otras dos pacientes que también lo vieron todo; una de ellas se ofreció para ser testigo en el caso de ser necesario.
Sixta había llegado allí cuatro días antes, luego de esperar que “se desocupara” un sector para que pudieran internada. Tenía fiebre, diarrea y pérdida de la estabilidad, y por eso sus parientes llamaron a una ambulancia. Si bien le costaba respirar por sus propios medios, “caminaba y también iba sola al baño”.
Después del incidente, a Díaz la llevaron a otra sala donde le hicieron curaciones y le administraron otra vez oxígeno, pero su estado ya no era el mismo, estaba peor. En la denuncia consta que después que la estabilizaran en otra cama una enfermera les notificó a los nietos que la iban a intubar “por prevención” ante la posibilidad de que “sus vías respiratorias estuvieran dañadas”.
Ahora solo saben que el estado de la abuelita, que vive en una casa alquilada del Barrio Amep, es "crítico".